English below. Italiano sotto.
Ruanda fue un regalo. Inicialmente no teníamos muy claro si íbamos a recorrerla pero los comentarios positivos de un cicloviajero alemán que nos cruzamos en Botswana hicieron que decidiéramos conocerla. Nos pusimos las pilas sobre el último genocidio de 1994 y nos estremecimos. Tratamos de entender los motivos de tal salvajada y se nos revolvió el estómago. Intentamos no prejuzgar y fallamos. Preguntamos mucho y nos contestaron poco. Las heridas, 23 años después, aún sangraban. No en vano, el 11% de la población, 800.000 personas, murió a machetazos en solo 100 días. El mundo dio muestras de que está dirigido por una casta dominante sin escrúpulos y dejó hacer retirando los cascos azules, sacando del país solo a los occidentales blancos y mirando hacia el otro lado cuando las cabezas empezaron a rodar. Incluso decenas de sacerdotes, religiosos y monjas participaron activamente en las matanzas. Aquello fue la crónica de un genocidio anunciado. Las imágenes grabadas de aquellos días volvían una y otra vez a nuestro subconsciente, así que cuando veíamos grupos de hombres con machetes viniendo del campo era imposible no tragar saliva. Cuando veíamos una persona mayor de 40 años no podíamos evitar hacernos la pregunta; “y éste, dónde estaba en primavera de 1994?”. No queremos ni pensar lo que a nivel psicológico supone para los que lo vivieron, tirar hacia delante… Los fantasmas susurran sin parar en Ruanda.
Tras el genocidio el mundo entonó el “mea culpa” de siempre y se volcó en masa enviando ayudas y decenas de ONG aterrizaron en el país con la intención de auxiliar a los que por 1oo días ignoraron. Y las ONG, las oficialistas, volvieron a equivocarse de estrategia, como sucede a menudo, dándoles el pescado y no las cañas de pescar y les hicieron creer que todos los blancos venimos con pescado y lo que es peor, los hijos nacieron pensando eso. Y en eso llegamos nosotros en bicicleta y tuvimos un inesperado deja vu a Malawi, y eso nos mató. Jaque mate. Volvimos a oír con más insistencia que nunca el “give me Money” que tanto nos asqueó en Malawi y ello supuso no solo una terrible decepción sino un divorcio con el continente. Ahora, que ha pasado bastante tiempo de aquello, sentimos que habríamos podido aguantar más pero el hartazgo es un sentimiento que es muy difícil de tapar y en aquel momento la gota rebasó el vaso. Eso no quiere decir que Ruanda haya sido un calvario, nada de eso. Pero es como en el fútbol, de nada sirve jugar un buen partido si pierdes en el minuto 90. La frustración gana.
Ruanda estaba limpísima. Las personas mayores hablaban francés y las jóvenes, inglés, claro mensaje de que los tiempos estaban cambiando y de que Francia no tenía muy buena prensa en el país tras aquel fatídico 1994. Tenían un pan muy rico, mil colinas, mil subidas y bajadas, preciosos campos de té en las montañas y vistosos arrozales en los valles. Tienen Parques Nacionales donde se ven todo tipo de monos, incluidos chimpancés y gorilas de montaña en libertad. 1500 dólares se interpusieron entre nosotros y los gorilas así que tuvimos que contentarnos con verlos por televisión y el Parque Nacional Akagera estaba recuperándose poco a poco de las consecuencias del genocidio ya que los animales también sufrieron infinidad de pérdidas y muchos escaparon del país. Hoy ya son una veintena de leones los que patrullan el Parque…
Y en Ruanda vivimos una verdadera experiencia religiosa gracias a nuestra “mecenas” amiga Jutta quien puso a nuestra disposición toda una red de centros católicos donde comprobamos, entre otras cosas, que en el seno de la iglesia se vive bien.
Nuestro hartazgo al “give me money” no fue la única razón a que cambiáramos drásticamente de rumbo y planes. Cuando iniciamos esta larga andadura hace ya unos años atrás, el mundo se abría delante nuestro sin ninguna otra pretensión más que ser felices y vivir nuevas experiencias. Con el paso del tiempo nos estamos pareciendo a un Smartphone: la motivación y la batería va poco a poco descargándose. El cuerpo nos pide ir poco a poco buscando un lugar para recargarnos de nuevo y soñar otros proyectos. Es justo lo que habríamos firmado cuando empezamos, volver cuando nosotros lo decidiéramos.
Así que hemos puesto fecha al final de este periplo: finales de verano de 2018. Y tenemos un capricho. De postre queremos pedirnos Rumanía, Balcanes, sur de Italia y quién sabe qué ruta hacia la última estación: Vitoria-Gasteiz, Euskal Herria.
Bye bye África. Volveremos en otra ocasión…
Pero esa, será otra historia…(fotos debajo)
Inglés
Rwanda has been a present. At the beginning we were not sure if we would go there or not, but the positive comments of a German touring cyclist who we met in Botswana helped us to decide. We read more about the 1994 genocide and were shocked. We tried to understand the reasons of that brutality and it made us sick. We tried not to have prejudgements but we failed. We asked many questions but we had very few answers. The wounds, after 23 years, were still bleeding. And not without reason, because 11% of the population, 800.000 people, had been killed with machetes in just 100 days. The world showed to be dominated by an unscrupulous ruling class which decided to let things happen, withdrawing the blue helmets, taking out of the country only white Western people and looking to the other way when heads started to roll. Even priests, religious people and nuns took part in the killings. It was the chronicle of a genocide foretold. The images of those days kept coming back to our minds and when we saw groups of men in the fields with their machetes we couldn´t help gulping nervously. And when we saw people who were more than 40 years old, we couldn´t help thinking “where will he/she have been during Spring 1994?". We can´t even imagine what a psychological suffering it must have been for those who had to carry on after experiencing the genocide…Ghosts are whispering without end in Rwanda.
After the genocide the world said the usual “mea culpa” and started pouring aid into the country. Scores of NGOs landed in Rwanda with the intention of helping those who they ignored for 100 days. And some NGOs used the wrong strategy, as it happens many times, giving them the fishes but not the fishing rod, leading them to think – especially the children – that all the white people come with some fishes. And here we arrive with our bicycles and experience an unexpected déjà vu that brings us back to Malawi, and this killed us. Checkmate. The “give me money” that irritated us so much in Malawi restarted with more insistence than ever and this not only disappointed us, but also brought us to a divorce with the continent. Now that some time has passed, we realize that we could have put up with it, but in that moment it really was the last straw. This doesn´t mean that Rwanda was a nightmare, not at all. But it´s like in football, it´s useless to play a good game if at the end you lose in the 90th minute. The frustration wins.
Rwanda was very clean. Older people spoke French, while younger ones spoke English; obviously times were changing and France was not very popular in the country after the infamous 1994. There were very good bread, thousands of hills, thousands of climbs and descents, beautiful tea plantations in the mountains and attractive rice fields in the valleys. They have national parks where you can see all kinds of monkeys, including chimpanzees and free mountain gorillas. 1500 USD stood between us and the gorillas, so we had to be happy with watching them on TV. The Akagera National Park is slowly recovering from the genocide too; many animals had died and fled the country. Nowadays already around 20 lions are patrolling the park…
And in Rwanda we lived a real religious experience thanks to our friend Jutta, who put us in touch with a network of catholic centres where we realized, among other things, that within the church life is easier.
Our weariness for the words “give me money” was not the only reason why we decided to drastically change our direction and plans. When we started this journey many years ago, the world was opening in front of us with no other aspiration than being happy and living new experiences. As time goes by, we are starting to be like a Smartphone: the motivation and the battery are slowly slowly running flat. Our bodies are asking us to start looking for a place where we can recharge and dream with new projects. Actually, this is exactly what we wanted when we started: to finish this trip when we decide it. So, we have put a final date to this journey: the end of summer 2018. And, as a dessert, we will give ourselves a treat: Romania, Balkans, Southern Italy and then who knows which route to the last station: Vitoria-Gasteiz, Euskal Herria (Basque Country).
Bye bye África. We will come back one day…
But this is another story…(pictures below)
Italiano
Il Ruanda é stato un regalo. All´inizio non sapevamo con certezza se ci saremmo andati, ma i commenti positivi di un ciclo viaggiatore tedesco conosciuto in Botswana ci hanno convinti. Abbiamo cercato piú informazioni sul genocidio del 1994 e siamo rimasti turbati. Abbiamo cercato di capire i motivi di quella bestialitá e ci siamo ritrovati con lo stomaco sottosopra. Abbiamo cercato di non avere pregiudizi ma non ci siamo riusciti. Abbiamo fatto tante domande ma abbiamo ricevuto poche risposte. Le ferite, 23 anni dopo, stavano ancora sanguinando. E non senza motivo, visto che l´11% della popolazione, 800.000 persone, era stato ucciso a colpi di machete in solo 100 giorni. Il mondo aveva dimostrato di essere comandato da una casta dominante senza scrupoli ed aveva lasciato che le cose succedessero, ritirando i caschi blu, evaquando dal paese solamente gli occidentali bianchi e girandosi dall´altra parte quando le teste cominciavano a rotolare. Addirittura decine di sacerdoti, religiosi e suore avevano partecipato alle uccisioni. É stata la cronaca di un genocidio annunciato. Le immagini di quei giorni continuavano a tornarci in mente e quando vedevamo gruppi di uomini venire dai campi con i loro machete era impossibile non pensarci. Quando vedevamo una persona con piú di 40 anni era inevitabile chiederci “chissá dove si trovava durante la primavera del 1994?”. Non possiamo neanche immaginare la sofferenza psicologica delle persone che hanno dovuto tirare avanti dopo aver vissuto il genocidio...I fantasmi sussurrano senza sosta in Ruanda.
Dopo il genocidio il mondo ha intonato il solito “mea culpa” e si é gettato in massa sul Ruanda mandando aiuti. Decine di ONG sono atterrate nel paese con l´intenzione di soccorrere quelli che avevano ignorato per 100 giorni. E alcune ONG, come spesso succede, hanno sbagliato strategia dando loro i pesci ma non le canne per pescare, facendo cosí loro credere - a partire dai bambini - che tutti noi bianchi arriviamo con i pesci. E cosí noi, arrivando in bicicletta, abbiamo vissuto un deja vu che ci ha riportati al Malawi, e questo ci ha spiazzati. Scacco matto. É ricominciato, con piú insistenza che mai, il “give me money” che non sopportavamo in Malawi e cosí, oltre alla delusione, abbiamo praticamente divorziato dal continente. Adesso che é passato un po´ di tempo ci rendiamo conto che avremmo potuto resistere di piú, ma in quel momento si era trattato della famosa goccia che fa traboccare il vaso. Ció non significa che il Ruanda sia stato un incubo, anzi. Ma é come nel calcio, non serve a nulla giocare un´ottima partita se poi si perde al 90º minuto. Vince la frustrazione.
Il Ruanda era pulitissimo. Le persone piú anziane parlavano francese e le piú giovani inglese; evidentemente i tempi stanno cambiando e la Francia non é piú tanto benvoluta dopo quel fatidico 1994. C´erano un pane buonissimo, mille colline, mille salite e discese, stupende piantagioni di té nelle montagne e vistose risaie nelle vallate. Ci sono parchi nazionali dove si vedono tanti tipi diversi di scimmie, inlcusi scimpanzé e gorilla di montagna in libertá. 1500 dollari si sono messi tra noi ed i gorilla, quindi ci siamo accontenati di vederli in televisione. Anche il parco nazionale Akagera si sta lentamente recuperando dalle conseguenze del genocidio; molti animali erano morti oppure scappati dal paese. Oggigiorno ci sono giá una ventina di leoni che pattugliano il parco...
In Ruanda abbiamo vissuto una vera e propia esperienza religiosa grazie alla nostra amica Jutta, che ci ha messo in contatto con un´ intera rete di centri cattolici dove abbiamo potuto verificare, tra le altre cose, che all´interno della chiesa la vita é piú facile.
Il fatto che non sopportassimo piú il “give me money” non é l´unico motivo per cui abbiamo deciso di cambiare di direzione e piani. Quando anni fa abbiamo cominciato questo lungo viaggio, il mondo si era aperto davanti a noi senza nessun´altra pretesa che quella di essere felici vivendo nuove esperienze. Con il passare del tempo cominciamo ad assomigliare ad uno smartphone: la motivazione e la batteria si stanno scaricando. Il corpo piano piano ci sta chiedendo di cercare un luogo per ricaricarci e cominciare a sognare con altri progetti. É proprio ció che volevamo quando abbiamo iniziato: tornare a casa quando lo decidevamo noi. E cosí, abbiamo messo una data finale a questo viaggio: la fine dell´estate del 2018. E, per dessert, vogliamo toglierci uno sfizio: la Romania, i Balcani, l´Italia meridionale e poi chissá quale itinerario per arrivare all´ultima stazione: Vitoria-Gasteiz, Euskal Herria (Paesi Baschi).
Bye bye África. Un giorno ritorneremo…
Peró questa é un´altra storia...
Ruanda fue un regalo. Inicialmente no teníamos muy claro si íbamos a recorrerla pero los comentarios positivos de un cicloviajero alemán que nos cruzamos en Botswana hicieron que decidiéramos conocerla. Nos pusimos las pilas sobre el último genocidio de 1994 y nos estremecimos. Tratamos de entender los motivos de tal salvajada y se nos revolvió el estómago. Intentamos no prejuzgar y fallamos. Preguntamos mucho y nos contestaron poco. Las heridas, 23 años después, aún sangraban. No en vano, el 11% de la población, 800.000 personas, murió a machetazos en solo 100 días. El mundo dio muestras de que está dirigido por una casta dominante sin escrúpulos y dejó hacer retirando los cascos azules, sacando del país solo a los occidentales blancos y mirando hacia el otro lado cuando las cabezas empezaron a rodar. Incluso decenas de sacerdotes, religiosos y monjas participaron activamente en las matanzas. Aquello fue la crónica de un genocidio anunciado. Las imágenes grabadas de aquellos días volvían una y otra vez a nuestro subconsciente, así que cuando veíamos grupos de hombres con machetes viniendo del campo era imposible no tragar saliva. Cuando veíamos una persona mayor de 40 años no podíamos evitar hacernos la pregunta; “y éste, dónde estaba en primavera de 1994?”. No queremos ni pensar lo que a nivel psicológico supone para los que lo vivieron, tirar hacia delante… Los fantasmas susurran sin parar en Ruanda.
Tras el genocidio el mundo entonó el “mea culpa” de siempre y se volcó en masa enviando ayudas y decenas de ONG aterrizaron en el país con la intención de auxiliar a los que por 1oo días ignoraron. Y las ONG, las oficialistas, volvieron a equivocarse de estrategia, como sucede a menudo, dándoles el pescado y no las cañas de pescar y les hicieron creer que todos los blancos venimos con pescado y lo que es peor, los hijos nacieron pensando eso. Y en eso llegamos nosotros en bicicleta y tuvimos un inesperado deja vu a Malawi, y eso nos mató. Jaque mate. Volvimos a oír con más insistencia que nunca el “give me Money” que tanto nos asqueó en Malawi y ello supuso no solo una terrible decepción sino un divorcio con el continente. Ahora, que ha pasado bastante tiempo de aquello, sentimos que habríamos podido aguantar más pero el hartazgo es un sentimiento que es muy difícil de tapar y en aquel momento la gota rebasó el vaso. Eso no quiere decir que Ruanda haya sido un calvario, nada de eso. Pero es como en el fútbol, de nada sirve jugar un buen partido si pierdes en el minuto 90. La frustración gana.
Ruanda estaba limpísima. Las personas mayores hablaban francés y las jóvenes, inglés, claro mensaje de que los tiempos estaban cambiando y de que Francia no tenía muy buena prensa en el país tras aquel fatídico 1994. Tenían un pan muy rico, mil colinas, mil subidas y bajadas, preciosos campos de té en las montañas y vistosos arrozales en los valles. Tienen Parques Nacionales donde se ven todo tipo de monos, incluidos chimpancés y gorilas de montaña en libertad. 1500 dólares se interpusieron entre nosotros y los gorilas así que tuvimos que contentarnos con verlos por televisión y el Parque Nacional Akagera estaba recuperándose poco a poco de las consecuencias del genocidio ya que los animales también sufrieron infinidad de pérdidas y muchos escaparon del país. Hoy ya son una veintena de leones los que patrullan el Parque…
Y en Ruanda vivimos una verdadera experiencia religiosa gracias a nuestra “mecenas” amiga Jutta quien puso a nuestra disposición toda una red de centros católicos donde comprobamos, entre otras cosas, que en el seno de la iglesia se vive bien.
Nuestro hartazgo al “give me money” no fue la única razón a que cambiáramos drásticamente de rumbo y planes. Cuando iniciamos esta larga andadura hace ya unos años atrás, el mundo se abría delante nuestro sin ninguna otra pretensión más que ser felices y vivir nuevas experiencias. Con el paso del tiempo nos estamos pareciendo a un Smartphone: la motivación y la batería va poco a poco descargándose. El cuerpo nos pide ir poco a poco buscando un lugar para recargarnos de nuevo y soñar otros proyectos. Es justo lo que habríamos firmado cuando empezamos, volver cuando nosotros lo decidiéramos.
Así que hemos puesto fecha al final de este periplo: finales de verano de 2018. Y tenemos un capricho. De postre queremos pedirnos Rumanía, Balcanes, sur de Italia y quién sabe qué ruta hacia la última estación: Vitoria-Gasteiz, Euskal Herria.
Bye bye África. Volveremos en otra ocasión…
Pero esa, será otra historia…(fotos debajo)
Inglés
Rwanda has been a present. At the beginning we were not sure if we would go there or not, but the positive comments of a German touring cyclist who we met in Botswana helped us to decide. We read more about the 1994 genocide and were shocked. We tried to understand the reasons of that brutality and it made us sick. We tried not to have prejudgements but we failed. We asked many questions but we had very few answers. The wounds, after 23 years, were still bleeding. And not without reason, because 11% of the population, 800.000 people, had been killed with machetes in just 100 days. The world showed to be dominated by an unscrupulous ruling class which decided to let things happen, withdrawing the blue helmets, taking out of the country only white Western people and looking to the other way when heads started to roll. Even priests, religious people and nuns took part in the killings. It was the chronicle of a genocide foretold. The images of those days kept coming back to our minds and when we saw groups of men in the fields with their machetes we couldn´t help gulping nervously. And when we saw people who were more than 40 years old, we couldn´t help thinking “where will he/she have been during Spring 1994?". We can´t even imagine what a psychological suffering it must have been for those who had to carry on after experiencing the genocide…Ghosts are whispering without end in Rwanda.
After the genocide the world said the usual “mea culpa” and started pouring aid into the country. Scores of NGOs landed in Rwanda with the intention of helping those who they ignored for 100 days. And some NGOs used the wrong strategy, as it happens many times, giving them the fishes but not the fishing rod, leading them to think – especially the children – that all the white people come with some fishes. And here we arrive with our bicycles and experience an unexpected déjà vu that brings us back to Malawi, and this killed us. Checkmate. The “give me money” that irritated us so much in Malawi restarted with more insistence than ever and this not only disappointed us, but also brought us to a divorce with the continent. Now that some time has passed, we realize that we could have put up with it, but in that moment it really was the last straw. This doesn´t mean that Rwanda was a nightmare, not at all. But it´s like in football, it´s useless to play a good game if at the end you lose in the 90th minute. The frustration wins.
Rwanda was very clean. Older people spoke French, while younger ones spoke English; obviously times were changing and France was not very popular in the country after the infamous 1994. There were very good bread, thousands of hills, thousands of climbs and descents, beautiful tea plantations in the mountains and attractive rice fields in the valleys. They have national parks where you can see all kinds of monkeys, including chimpanzees and free mountain gorillas. 1500 USD stood between us and the gorillas, so we had to be happy with watching them on TV. The Akagera National Park is slowly recovering from the genocide too; many animals had died and fled the country. Nowadays already around 20 lions are patrolling the park…
And in Rwanda we lived a real religious experience thanks to our friend Jutta, who put us in touch with a network of catholic centres where we realized, among other things, that within the church life is easier.
Our weariness for the words “give me money” was not the only reason why we decided to drastically change our direction and plans. When we started this journey many years ago, the world was opening in front of us with no other aspiration than being happy and living new experiences. As time goes by, we are starting to be like a Smartphone: the motivation and the battery are slowly slowly running flat. Our bodies are asking us to start looking for a place where we can recharge and dream with new projects. Actually, this is exactly what we wanted when we started: to finish this trip when we decide it. So, we have put a final date to this journey: the end of summer 2018. And, as a dessert, we will give ourselves a treat: Romania, Balkans, Southern Italy and then who knows which route to the last station: Vitoria-Gasteiz, Euskal Herria (Basque Country).
Bye bye África. We will come back one day…
But this is another story…(pictures below)
Italiano
Il Ruanda é stato un regalo. All´inizio non sapevamo con certezza se ci saremmo andati, ma i commenti positivi di un ciclo viaggiatore tedesco conosciuto in Botswana ci hanno convinti. Abbiamo cercato piú informazioni sul genocidio del 1994 e siamo rimasti turbati. Abbiamo cercato di capire i motivi di quella bestialitá e ci siamo ritrovati con lo stomaco sottosopra. Abbiamo cercato di non avere pregiudizi ma non ci siamo riusciti. Abbiamo fatto tante domande ma abbiamo ricevuto poche risposte. Le ferite, 23 anni dopo, stavano ancora sanguinando. E non senza motivo, visto che l´11% della popolazione, 800.000 persone, era stato ucciso a colpi di machete in solo 100 giorni. Il mondo aveva dimostrato di essere comandato da una casta dominante senza scrupoli ed aveva lasciato che le cose succedessero, ritirando i caschi blu, evaquando dal paese solamente gli occidentali bianchi e girandosi dall´altra parte quando le teste cominciavano a rotolare. Addirittura decine di sacerdoti, religiosi e suore avevano partecipato alle uccisioni. É stata la cronaca di un genocidio annunciato. Le immagini di quei giorni continuavano a tornarci in mente e quando vedevamo gruppi di uomini venire dai campi con i loro machete era impossibile non pensarci. Quando vedevamo una persona con piú di 40 anni era inevitabile chiederci “chissá dove si trovava durante la primavera del 1994?”. Non possiamo neanche immaginare la sofferenza psicologica delle persone che hanno dovuto tirare avanti dopo aver vissuto il genocidio...I fantasmi sussurrano senza sosta in Ruanda.
Dopo il genocidio il mondo ha intonato il solito “mea culpa” e si é gettato in massa sul Ruanda mandando aiuti. Decine di ONG sono atterrate nel paese con l´intenzione di soccorrere quelli che avevano ignorato per 100 giorni. E alcune ONG, come spesso succede, hanno sbagliato strategia dando loro i pesci ma non le canne per pescare, facendo cosí loro credere - a partire dai bambini - che tutti noi bianchi arriviamo con i pesci. E cosí noi, arrivando in bicicletta, abbiamo vissuto un deja vu che ci ha riportati al Malawi, e questo ci ha spiazzati. Scacco matto. É ricominciato, con piú insistenza che mai, il “give me money” che non sopportavamo in Malawi e cosí, oltre alla delusione, abbiamo praticamente divorziato dal continente. Adesso che é passato un po´ di tempo ci rendiamo conto che avremmo potuto resistere di piú, ma in quel momento si era trattato della famosa goccia che fa traboccare il vaso. Ció non significa che il Ruanda sia stato un incubo, anzi. Ma é come nel calcio, non serve a nulla giocare un´ottima partita se poi si perde al 90º minuto. Vince la frustrazione.
Il Ruanda era pulitissimo. Le persone piú anziane parlavano francese e le piú giovani inglese; evidentemente i tempi stanno cambiando e la Francia non é piú tanto benvoluta dopo quel fatidico 1994. C´erano un pane buonissimo, mille colline, mille salite e discese, stupende piantagioni di té nelle montagne e vistose risaie nelle vallate. Ci sono parchi nazionali dove si vedono tanti tipi diversi di scimmie, inlcusi scimpanzé e gorilla di montagna in libertá. 1500 dollari si sono messi tra noi ed i gorilla, quindi ci siamo accontenati di vederli in televisione. Anche il parco nazionale Akagera si sta lentamente recuperando dalle conseguenze del genocidio; molti animali erano morti oppure scappati dal paese. Oggigiorno ci sono giá una ventina di leoni che pattugliano il parco...
In Ruanda abbiamo vissuto una vera e propia esperienza religiosa grazie alla nostra amica Jutta, che ci ha messo in contatto con un´ intera rete di centri cattolici dove abbiamo potuto verificare, tra le altre cose, che all´interno della chiesa la vita é piú facile.
Il fatto che non sopportassimo piú il “give me money” non é l´unico motivo per cui abbiamo deciso di cambiare di direzione e piani. Quando anni fa abbiamo cominciato questo lungo viaggio, il mondo si era aperto davanti a noi senza nessun´altra pretesa che quella di essere felici vivendo nuove esperienze. Con il passare del tempo cominciamo ad assomigliare ad uno smartphone: la motivazione e la batteria si stanno scaricando. Il corpo piano piano ci sta chiedendo di cercare un luogo per ricaricarci e cominciare a sognare con altri progetti. É proprio ció che volevamo quando abbiamo iniziato: tornare a casa quando lo decidevamo noi. E cosí, abbiamo messo una data finale a questo viaggio: la fine dell´estate del 2018. E, per dessert, vogliamo toglierci uno sfizio: la Romania, i Balcani, l´Italia meridionale e poi chissá quale itinerario per arrivare all´ultima stazione: Vitoria-Gasteiz, Euskal Herria (Paesi Baschi).
Bye bye África. Un giorno ritorneremo…
Peró questa é un´altra storia...
Ahí, delante nuestro, Ruanda, “el país de las mil colinas”… There, in front of us, Rwanda, “the land of thousand hills”… Lí, di fronte a noi, il Ruanda, “il paese delle mille colline”… |
Alguien en Europa trabaja el campo con su bebé en la espalda? Does anyone in Europe work with their little baby on their back? C´é qualcuno in Europa che lavora con il proprio neonato sulla schiena? |
Han tenido suerte, la cola es corta. They have been lucky, it´s a short queue. Sono state fortunate, la coda non é lunga. |
Pescadores en el lago Kivu. Al otro lado está el Congo. Fishermen in the Kivu Lake. On the other side there is Congo. Pescatori nel lago Kivu. Dall´altra parte c´é il Congo. |
El baile en África es una cuestión genética, por no decir
mágica.
Dancing in
Africa is a genetic matter, if not magic.
Il ballo in Africa é una questione genetica, per non dire
magica.
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Orgullosos de su té. Proud about their tea. Orgogliosi del loro té. |
Los camiones son los mejores remolcadores para peatones y ciclistas… Trucks are the best towing system for pedestrians and cyclists... I camion sono i migliori rimorchi per pedoni e ciclisti... |
Las lluvias ahorran tiempo. The rain saves time. Le piogge risparmiano tempo. |
Bananas baratas!!!!!!!!!!!!! Cheap bananas!!!!!!!!!!!!! Banane convenientissime!!!!!!!!!!! |
A más de uno le gustaría ser un pájaro y volar lejos… Many would like to be a bird and fly away… Piú di uno vorrebbe avere le ali e volare via... |